EL MIEDO
El
miedo empieza a corroerte el cuerpo y no hay nada que lo pare. Va bajando de la cabeza a los pies y poco a
poco te va paralizando todo el cuerpo: la mente, los brazos, los pies, menos el
corazón que hace que vaya más rápido, como si quisiera salirse del pecho por
temor a las consecuencias.
Por
miedo a hacer daño a alguien querido.
Por miedo a hacerse daño a uno mismo.
El miedo es más leal que cualquier persona. Siempre que lo llames vendrá y en ocasiones
no hace falta que lo llames, él está allí, acechando. Después de todos estos años junto a él se ha
convertido en el más fiel compañero. Y
tienes miedo, pero miedo a perder el miedo porque sin miedo no hay vida.
Tras
esta conclusión dio un paso seguido de otro paso, y así consiguió dar diez
pasos más antes de pararse. Se giró y le
miró a los ojos. Esos ojos verdes, esos
ojos que la habían seducido para emprender un viaje que parecía no tener
fin. Pero lo tuvo. Y el causante fue el
miedo. El viaje había acabado pero el
miedo, como no, seguía estando a su lado: fiel, constante, insaciable. Ahora, sólo le quedaba a ella serle fiel.
Teresa Vallellano
1º Bachillerato (primer
premio)
A TI
Llegaste. Así, de repente. Tan espontáneamente. Como aquél que se va a pasear pero tú al
revés, siempre al revés. Y ahora te has
ido, lo desmontaste todo y te has ido, y aquí estoy, esperándote, anhelando que
vuelvas.
Te juro que te echo de menos,
como no he echado de menos nunca. Te
busco en la playa. En tu playa. Te busco hasta en el café, en el otro lado de
la cama y en tu camiseta, la que dejaste aquí.
¿Por qué tenías que dejarla? Ahora
no puedo dormir sin ella.
El problema es que no yo
duermes aquí, pero sigues viviendo en esta casa. Tú y tu presencia. Se han quedado tus maquinillas de afeitar en
el lavabo, y tu canción favorita sigue sonando en el coche. Se ha quedado la marca de tus botas al lado
de la cama y la camarera del bar continúa preguntando por ti.
Quiero pensar que tú fuiste porque
tu quisiste, porque tú lo necesitabas.
Pero sé que no es así. Has dejado
esta casa llena de cosas que nunca habrías quedado dejar. Me has dejado a mí. Pero lo peor de todo es que no sé cuándo vas
a volver, no sé cómo dejar pasar las horas eternas, muertas, sin ti.
Y ahora te pido que vuelvas,
que me devuelvas esas sonrisas que tanto me gustan, que me lleves otra vez a
esa playa y que aparezcas abrazado a mi espalda. Quiero que vuelvas a reírte de mis chistes
absurdos y que deshagas el peinado. Te
quiero a ti.
Sofía Ejarque
1º Bachillerato (segundo premio)
No hay comentarios:
Publicar un comentario